Cavani destapa los miedos del PSG
Los dirigentes del Paris Saint-Germain
están convencidos de que existe una campaña coordinada desde España
para “desestabilizar” su club. Fuentes de la institución que preside
Nasser Al-Khelaifi señalan algo parecido a una pinza cuyos extremos
encarnan Javier Tebas, presidente de la Liga, y Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. Dos poderes con influencia en la UEFA para reclamar sanciones por incumplimiento del fair play financiero y,
eventualmente, para difundir información potencialmente destructiva en
el vestuario parisino. Noticias como la que facilitó un intermediario a
este periódico, indicando que el PSG envió en octubre pasado un agente a
ofrecer a Edinson Cavani
al Madrid, han sido tajantemente desmentidas por responsables del club
francés. A la luz de los acontecimientos que se suceden en París, sin
embargo, las filtraciones parecen verosímiles.
Cavani y Pastore regresaron dos días tarde de las vacaciones de Navidad alegando “motivos personales” y Unai Emery, el entrenador, les dejó fuera de las dos últimas convocatorias, en Copa y en Copa de la Liga, además de imponerles una multa económica. Cavani fue reinscrito para viajar a Nantes, este domingo en Liga. Pero los efectos de su marginación son impredecibles.
El vestuario del PSG tiene tres líderes principales: Motta, Silva y Cavani. Thiago Motta, en la senda de la retirada, se está colocando en el umbral de la secretaría técnica y procura evitar tomar partido; el capitán Thiago Silva, señalado tras el 6-1 del Camp Nou, se ha hecho fuerte en el grupúsculo brasileño, en donde Alves, Neymar y Marquinhos marcan la pauta bajo el paraguas de Emery; y Cavani cuenta con el apoyo mayoritario del resto de la plantilla y es el ídolo de la hinchada. Le avalan su altruismo y su récord goleador. A sus 30 años está a un tanto de igualar los 156 de Ibrahimovic como máximo artillero de la historia del PSG.
La tardanza de Cavani y su subsecuente sanción exhibió la brecha existente entre las facciones, según han informado Le Parisien y L’Equipe. El uruguayo se siente molesto, especialmente con Emery, que, según los diarios franceses, nunca le comunicó el castigo ni formal ni frontalmente.
Las declaraciones de Thiago Silva llamando la atención en público a Cavani revelaron falta de sintonía. “Vivimos un momento muy importante para el club”, dijo Silva, “y debemos estar unidos. Cavani y Pastore han hecho cosas que no son buenas ni para el grupo ni para el club. Debemos reflexionar antes de hacer estas cosas pero estamos a su lado”.
Silva fue el encargado por el club de transmitirle a Cavani que Neymar debía tirar los penaltis, después de que ambos atacantes litigaran por lanzarlos en septiembre. El conflicto obligó a todas las partes, desde el vestuario a la directiva, a tomar posiciones. Desde entonces, los diversos sectores del PSG han redoblado esfuerzos para establecer un buen ambiente de trabajo en el seno de la plantilla. Con mayor o menor éxito. Ahora Cavani se siente discriminado. Cree que ha habido más motivos para sancionar la indisciplina de Neymar pero es a él a quien penalizan.
Las tensiones afloran de vez en cuando en el PSG, consecuencia natural de la superpoblación de figuras. En el club no siempre logran gestionar sin multiplicar el ruido. Preguntado por el último roce entre Cavani y Silva, el viernes Emery denunció un enemigo exterior apuntando que el diario Marca es el vehículo de un poder desestabilizador: “El grupo es fuerte y está muy concentrado para preparar el cruce con el Real Madrid [en Champions]”, dijo el técnico. “Los jugadores son inteligentes, el club tiene más experiencia y yo también, y sé que en el exterior puede haber alguien que tenga intereses contra nosotros, que nos puede desestabilizar. Por ejemplo hoy, el primer diario deportivo de España dice que Neymar va al Madrid”.
Unai Emery multiplica el estrépito. Edinson Cavani, de momento, guarda silencio.
En un intento de cuidar el 0-1 (obra de Di María), Unai Emery sustituyó a Cavani por Meunier pasada la hora de partido. Delantero centro por lateral. El técnico reorganizó el equipo situando a Meunier como falso extremo por delante de Alves, mantuvo a Di María a la izquierda y a Mbappé en el medio del ataque.
El Matador se retiró al banquillo con el rostro desencajado por la rabia. El cambio no devolvió el control del juego a los visitantes, que se encogen fuera de París. Hasta la última jugada del partido el Nantes merodeó el área de Areola.
Cavani y Pastore regresaron dos días tarde de las vacaciones de Navidad alegando “motivos personales” y Unai Emery, el entrenador, les dejó fuera de las dos últimas convocatorias, en Copa y en Copa de la Liga, además de imponerles una multa económica. Cavani fue reinscrito para viajar a Nantes, este domingo en Liga. Pero los efectos de su marginación son impredecibles.
El vestuario del PSG tiene tres líderes principales: Motta, Silva y Cavani. Thiago Motta, en la senda de la retirada, se está colocando en el umbral de la secretaría técnica y procura evitar tomar partido; el capitán Thiago Silva, señalado tras el 6-1 del Camp Nou, se ha hecho fuerte en el grupúsculo brasileño, en donde Alves, Neymar y Marquinhos marcan la pauta bajo el paraguas de Emery; y Cavani cuenta con el apoyo mayoritario del resto de la plantilla y es el ídolo de la hinchada. Le avalan su altruismo y su récord goleador. A sus 30 años está a un tanto de igualar los 156 de Ibrahimovic como máximo artillero de la historia del PSG.
La tardanza de Cavani y su subsecuente sanción exhibió la brecha existente entre las facciones, según han informado Le Parisien y L’Equipe. El uruguayo se siente molesto, especialmente con Emery, que, según los diarios franceses, nunca le comunicó el castigo ni formal ni frontalmente.
Las declaraciones de Thiago Silva llamando la atención en público a Cavani revelaron falta de sintonía. “Vivimos un momento muy importante para el club”, dijo Silva, “y debemos estar unidos. Cavani y Pastore han hecho cosas que no son buenas ni para el grupo ni para el club. Debemos reflexionar antes de hacer estas cosas pero estamos a su lado”.
Silva fue el encargado por el club de transmitirle a Cavani que Neymar debía tirar los penaltis, después de que ambos atacantes litigaran por lanzarlos en septiembre. El conflicto obligó a todas las partes, desde el vestuario a la directiva, a tomar posiciones. Desde entonces, los diversos sectores del PSG han redoblado esfuerzos para establecer un buen ambiente de trabajo en el seno de la plantilla. Con mayor o menor éxito. Ahora Cavani se siente discriminado. Cree que ha habido más motivos para sancionar la indisciplina de Neymar pero es a él a quien penalizan.
Las tensiones afloran de vez en cuando en el PSG, consecuencia natural de la superpoblación de figuras. En el club no siempre logran gestionar sin multiplicar el ruido. Preguntado por el último roce entre Cavani y Silva, el viernes Emery denunció un enemigo exterior apuntando que el diario Marca es el vehículo de un poder desestabilizador: “El grupo es fuerte y está muy concentrado para preparar el cruce con el Real Madrid [en Champions]”, dijo el técnico. “Los jugadores son inteligentes, el club tiene más experiencia y yo también, y sé que en el exterior puede haber alguien que tenga intereses contra nosotros, que nos puede desestabilizar. Por ejemplo hoy, el primer diario deportivo de España dice que Neymar va al Madrid”.
Unai Emery multiplica el estrépito. Edinson Cavani, de momento, guarda silencio.
Emery sustituye al 'Matador' en Nantes para defender el 0-1
Edinson Cavani se dispuso a batir el récord goleador del PSG, hasta ahora en poder de Zlatan Ibrahimovic. El sueco sumó 156 goles en 180 partidos (un gol cada 1,1 encuentros en todas las competiciones). Cavani, que suma 155 en 224 partidos, acudió a Nantes a meter los dos tantos que le permitirían hacer historia. No lo consiguió. El PSG sufrió para sacar tres puntos.En un intento de cuidar el 0-1 (obra de Di María), Unai Emery sustituyó a Cavani por Meunier pasada la hora de partido. Delantero centro por lateral. El técnico reorganizó el equipo situando a Meunier como falso extremo por delante de Alves, mantuvo a Di María a la izquierda y a Mbappé en el medio del ataque.
El Matador se retiró al banquillo con el rostro desencajado por la rabia. El cambio no devolvió el control del juego a los visitantes, que se encogen fuera de París. Hasta la última jugada del partido el Nantes merodeó el área de Areola.
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