Atlas de paisajes ocultos
La tierra parece abrirse en canal y sacar de sus entrañas otros tiempos. Juan anda por el borde de una gavia y señala restos de cerámica que asoman de un lateral de la zanja. En el cortijo 'El Rosario', en Mesas de Asta, la Historia se ensarta a medio metro de profundidad. Una tomografía muestra un corte concreto del territorio explorado, una especie de tronco que desvela sus años, la Historia. Donde aparentemente no hay nada, debajo hay un mundo. A más profundidad, cada cinco centímetros, la vida crece. La imagen va mostrando lo que serían muros, ínsulas, calles, pavimentos, una especie de tetris que cuenta lo que hay oculto, arroja datos que los expertos interpretan y la sociedad espera.
Los profesores de la UCA Lázaro Lagóstena (área de Historia Antigua) y José Antonio Ruiz Gil (área de Prehistoria) llevan toda la vida trabajando la historia agraria, el poblamiento y el territorio. Ahora trabajan desde el laboratorio de Historia situado en el flamante Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Sociales del Campus de la UCA en Jerez, en la línea de investigación sobre el patrimonio agroalimentario, que engloba profesores de distintas áreas y que colaboran estrechamente con ellos. El macroproyecto de investigación que quieren desarrollar en los próximos años está dedicado al estudio de la historia agroalimentaria del Marco del Jerez, desde los orígenes de la agricultura hasta la actualidad y que recoge numerosas estrategias que tienen que ver con el estudio del territorio y de los asentamientos como es el caso de Hasta Regia. "Para nosotros es importante conocer Mesas porque es el núcleo histórico desde el cual se ha organizado lo demás. Estudiamos muchas manifestaciones de la historia de la agricultura en el territorio, particularmente lo que tiene que ver con el viñedo", apunta Lagóstena. Todo, con una renovación metodológica de los estudios humanísticos que incorpora la geofísica, los sistemas de información geográficos, la modelización del territorio, el uso de drones... Un paquete tecnológico que recrea la información histórica del territorio y con el que llevan trabajando en el yacimiento de Hasta Regia desde 2016. Para ello cuentan con aliados como los productores del Marco como el Consejo Regulador, la UCA, la Junta, el Ayuntamiento y los ciudadanos en estos nuevos escenarios de investigación y de empleo que ya nada tienen que ver con los métodos de siglos atrás. Ahora es el XXI y es lo que toca. El trabajo que desarrolla este equipo es hoy referente a nivel nacional e incluso internacional. "Queremos que la sociedad jerezana sepa que estamos aquí y que estamos dedicados a esto, a conservar la Historia del paisaje", subraya Lagóstena. El objetivo es la transferencia de resultados para la puesta en valor del patrimonio, la recuperación de prácticas y saberes tradicionales que se han perdido y que pueden mejorar la calidad de los productos de hoy, e incluso para el desarrollo enoturístico.
El georradar, que hace pasadas de dos metros de
ancho, muestra que ya a 50 centímetros de profundidad hay muros de
ciudades superpuestas, es decir, estructuras romanas, islámicas... Un
trabajo que requiere una compleja labor de filtrado de la imagen. Según
las investigaciones de las últimas campañas, "lo principal es romano,
probablemente de un periodo antiguo, y algunas edificaciones medievales e
islámicas", especifica Ruiz. La tecnología permite conocer además el
estado de conservación a partir sólo de la toma de datos. Los
investigadores saben reconocer las características urbanísticas de los
distintos elementos y van recogiendo datos de si son calles, viviendas,
templos, espacios públicos que se pueden llevar a 3D.
Mesas fue grande y se quedó pequeña. Nunca
se abandonó porque sigue viviendo gente. Y así ha sido desde la
Prehistoria hasta la actualidad. Siempre habitada. Desde el Museo
Arqueológico, su directora, Rosalía González, apunta que se trata de
"uno de los principales yacimientos arqueológicos del término municipal
ya que durante gran parte de la antigüedad funcionó como ciudad cabecera
de la comarca, desempeñando un papel similar al del núcleo urbano de
Jerez hoy día". A mediados del XX se desarrollaron varias campañas de
excavación por parte de Manuel Esteve Guerrero entre 1942 y 1958. Sus
trabajos se centraron casi exclusivamente en un área periférica del
asentamiento principal cuya extensión máxima estimó en 42 hectáreas y
aprovechó para ello el corte efectuado por una antigua cantera. De forma
muy general identificó tres amplias fases de ocupación. La más
superficial correspondiente a época islámica, fechada entre los siglos X
y XIII, fue una novedad ya que se desconocía la ocupación árabe del
asentamiento. Bajo ella, potentes niveles romanos e individualizados
sólo en algunos sectores niveles correspondientes al asentamiento
prehistórico y protohistórico.
Hoy, la superficie que está explorando el
equipo por ahora es una mesa de 25 hectáreas, que está supuestamente
delimitada por una muralla. "Un espacio nunca excavado, -dice Lagóstena-
en el que no se sabe lo que hay. No sabíamos si la ciudad es toda la
mesa (esas 25 ha) o todo lo demás. Empezamos a saber cosas ya y parece
que estaba ocupado todo el terreno". Porque se va viendo el fruto de dos
campañas de exploración (iniciadas en 2016), que se adaptan a la
climatología y la siembra. Ya son casi 6 hectáreas las exploradas. El
tratamiento de imágenes y datos es lo que investigan el resto del
tiempo. "En la próxima campaña, la tercera, seguramente nos encontremos
ya los templos y los foros. Una colonia romana como era Hasta Regia
debía tener anfiteatro, circo, que estaban fuera de la ciudad. Nosotros
por ahora estamos trabajando en el recinto urbano". Por ejemplo, se han
hallado edificios públicos de 600 metros cuadrados que forman parte de
imágenes de Mesa nunca vistas, parte de la planta de la ciudad.
Y todo sin haber excavado. "Es totalmente
fiable. El aparato da una información con una precisión centimétrica.
Lleva un GPS y te dice dónde está el muro exactamente a través de
coordenadas. En las excavaciones antiguas te ibas a ciegas, aquí vas al
sitio de tirón", destacan. "Esto -añaden- es un nuevo paradigma de la
investigación llamada no invasiva lo que nos permite excavar en el sitio
que elijamos. Es modificar todo el planteamiento de investigación y de
puesta en valor. ¿Para qué voy a excavar toda Mesas si quizás interesa
sólo una parte? No pierdes el tiempo, ni dinero, ni vas a ciegas. Se
puede hacer un diagnostico previo y saber si luego va a merecer la pena
para su conservación y visita. Una vez que tienes la información puedes
decidir un plan de actuación arqueológico con toda la precisión del
mundo". Uso de cámaras de drones, cámaras multiespectrales,
termográficas... Un paquete tecnológico con el que se aborda esta
investigación histórica, al que se le añadirá próximamente microsondeos.
"Nosotros vamos avanzando hacia la investigación no invasiva con la que
no pierdes la información, al contrario que cuando excavas, que
destruyes. Que no se haya excavado es hoy una ventaja porque hoy habría
un montón de ruinas".
¿Se podrá ver excavado algún día todo este
yacimiento? "Podría, pero necesita un alto coste de mantenimiento y de
conservación. Tiene que haber un mecanismo de visitas turísticas que te
lo permita, que te lo costee. Eso es lo que hay que evaluar cuando se
hacen este tipo de investigaciones".
Pero
toda esta labor de investigación va más allá de Hasta, ya que el equipo
también está trabajado en Doña Blanca, donde han descubierto un gran
puerto fenicio, un asentamiento de 250 metros de largo y 125 de ancho,
con más de 700 metros de perímetro, donde han localizado unos 1.500
muros. Con toda esa información se está dibujando el puerto, lo que
mejor se conoce ahora en todo el Mediterráneo de un puerto púnico.
"Nuestra intención es aplicar todas estas investigaciones a los
yacimientos del territorio. Como en El Puerto, frente a la Laguna del
Gallo, donde se ha documentado con el georradar un cortijo del siglo XV,
hacer estudios de todo tipo como de los alfares del territorio para
saber dónde se exportaba el vino de Jerez o la búsqueda de alquería
islámica para ver cómo era un asentamiento rural en el siglo
XII-XIII...", concluyen.
A pesar de la compleja tecnología, los
investigadores no pierde un ápice del romanticismo y la ilusión de la
arqueología de antaño. Sólo cambia la técnica. El sueño de dibujar la
Historia permanece.
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