El logro del Falcon Heavy
El autor explica que el lanzamiento de ayer de SpaceX abre el camino a la posibilidad de acceder al espacio de forma más eficiente, permitiendo el lanzamiento de vehículos espaciales mayores prestaciones a un menor coste
La empresa SpaceX posiblemente consiguió su más sonoro éxito ayer al hacer despegar por primera vez su poderoso y largamente anticipado cohete Falcon Heavy,
el lanzador de mayor capacidad en la actualidad en el mundo. Con una
altura de 70 metros y una masa de casi 1.500 toneladas, la capacidad de
lanzamiento de carga del Falcon Heavy viene a doblar, como mínimo, la
del segundo lanzador más potente en la actualidad, el Delta IV Heavy de
la empresa ULA, quedando por detrás el Larga Marcha 5 chino, el Ariane 5
de la Agencia Espacial Europea, el Atlas V, también de la empresa ULA, o
el Protón ruso.
El salto en posibilidades que ofrece el Falcon Heavy es
significativo, pero no solo en lo relativo a la carga útil a enviar al
espacio, sino también en relación al coste de lanzamiento ya que el de
un Falcon Heavy viene a ser unas cuatro veces más barato que el de un
Delta IV Heavy. Entiendo que esta diferencia tan sustancial en coste sea
aplicable al caso en el que las masas enviadas al espacio sean
aproximadamente equivalentes en ambos lanzadores ya que cabe esperar que
el coste de lanzamiento de un Falcon Heavy dependa de que la carga que
transporta permita la recuperación o no de sus primeras etapas. De otro
modo, la combinación de doblar la capacidad de carga y la reducción del
coste a casi la cuarta parte resultaría en multiplicar por ocho la
prestación que ofrecería el uso del nuevo cohete de SpaceX, casi un
orden de magnitud mayor con respecto a lo existente antes de ayer. En
cualquier caso, la ventaja que introduce el nuevo sistema es
significativo en términos de capacidad, coste o de una combinación de
ambos.
La entrada en escena del Falcon Heavy en el sector
aeroespacial abre posibilidades ciertamente interesantes en muchos
frentes, pero sobre todo en el sector comercial y en el ámbito de la
exploración científica del Sistema Solar. Tratándose de un cohete de
semejante capacidad, su uso se hace especialmente idóneo, por una parte,
para colocar en órbitas de transferencia geoestacionaria los satélites
de comunicaciones más masivos que se desarrollan en la actualidad. El
Falcon Heavy puede situar en estas órbitas un rango de masas que abarca
desde las 8 toneladas si recupera sus tres etapas (las dos laterales más
la primera etapa central) hasta las 27 toneladas si estas no son
recuperadas, lo que significa prácticamente doblar las 14 toneladas que
ofrece el Delta IV Heavy para este tipo de misión, un escenario que
también abre el camino para el futuro desarrollo de satélites de mayor
masa que den vía a mayores prestaciones.
En el terreno de la exploración científica del espacio, la
mayor masa de la que podrán disfrutar observatorios y sondas espaciales
automáticas permitirá la incorporación de un mayor número de equipos
científicos, de sistemas redundantes o de combustible que posibiliten
incrementar las probabilidades de éxito de estas misiones, así como su
flexibilidad operativa a la hora de ejecutar maniobras alternativas y
alargar sus vidas operativas, lo que redundará todo ello en un mayor
retorno de conocimiento. Así, por ejemplo, el Falcon Heavy tiene
capacidad para enviar una nave de hasta casi 17 toneladas a Marte y de
3,5 toneladas a Plutón, valores que permitirán superar en varios
factores las masas de las sondas automáticas que se envían al espacio
para la observación del universo y para la exploración del Sistema
Solar.
El Falcon Heavy tiene capacidad para enviar una nave de hasta casi 17 toneladas a Marte y de 3,5 toneladas a Plutón
En el terreno de las misiones espaciales tripuladas, el
Falcon Heavy sí tendría la capacidad para volar misiones de
circunnavegación lunar para una tripulación reducida como la que la
misma empresa SpaceX anunció en su día, en la que se contemplaba volar
una trayectoria de retorno libre a la Luna con dos turistas a bordo; sin
embargo, en contra de lo que se puede oír comúnmente acerca del nuevo
lanzador, este no tiene capacidad para posibilitar misiones tripuladas
de alunizaje y mucho menos para volar misiones tripuladas a Marte ya que
para conseguir estos objetivos, el lanzador o lanzadores que se
utilicen deben ser mucho más potentes en ambos casos.
Las misiones Apolo que hicieron realidad la llegada del
hombre a la Luna hace medio siglo a lo largo de sucesivos vuelos entre
julio de 1969 y diciembre de 1972, lo hicieron gracias al desarrollo del
que es, aún a día de hoy, el cohete más poderoso que haya existido: el
Saturno V, un lanzador de 110 metros de altura y de 3.000 toneladas de
masa cuya capacidad en su día ya superaba en más del doble la del Falcon
Heavy que hoy se celebra. Por ejemplo, mientras que el Falcon Heavy es
capaz de colocar 64 toneladas de carga en órbita baja alrededor de la
Tierra, el Saturno V llevó masas de 140 toneladas a estas órbitas antes
de proceder a la maniobra de inyección translunar que enviaba a las
tripulaciones a nuestro satélite.
Para realizar misiones tripuladas de alunizaje y de
estancia en la Luna se precisa disponer de un cohete de prestaciones
similares a las del Saturno V o bien de una arquitectura en la que
participaran tal vez tres lanzadores con la capacidad del Falcon Heavy o
dos de ellos más un Falcon 9. En el caso de una misión tripulada a
Marte con estancia en su superficie, el esquema actual más consensuado
contempla del orden de una decena de cohetes con la capacidad del
Saturno V ya que se precisaría lanzar al espacio más de 1.200 toneladas
en caso de utilizar propulsión química, lo que supondría un número mucho
más elevado de lanzamientos en caso de ser utilizados cohetes de
características similares a la del Falcon Heavy.
En la actualidad, la NASA trabaja en el desarrollo del
cohete SLS (Space Launch System) dentro del programa Orión, con el que
se pretende la exploración tripulada del espacio más allá de las órbitas
bajas de la Tierra. Dentro de este programa, se prevé que la versión
Block 2 del SLS tenga capacidad para poner en órbita baja alrededor de
la Tierra cargas de hasta 130 toneladas, una capacidad un tanto menor a
la del Saturno V. Por otro lado, sabiendo que el Falcon Heavy no es el
lanzador idóneo para volar misiones tripuladas a Marte, SpaceX tiene
intención de desarrollar el llamado BFR, un lanzador de unos 106 metros
de altura que podría colocar en órbitas bajas alrededor de la Tierra
cargas de unas 150 toneladas, lo que sí lo convertiría en ese momento en
el cohete de mayor capacidad de la historia por un pequeño margen.
El gran logro conseguido ayer por SpaceX abre el camino a
la posibilidad de acceder al espacio de forma más eficiente, permitiendo
el lanzamiento de vehículos espaciales de mayor masa y, por tanto, de
mayores prestaciones, a un menor coste, pero que no va a suponer
necesariamente un impacto tan significativo como el comúnmente
anticipado en el terreno de los vuelos espaciales tripulados más allá de
las órbitas bajas de la Tierra, para los que se precisan sistemas de
lanzamiento de mucha mayor capacidad. Sin embargo, en el intento por
desarrollar estos sistemas que permitan que el ser humano vuelva a
alejarse de la Tierra, estoy seguro de que SpaceX será uno de los que lo
consigan.
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