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Foster rediseña con acero y vidrio el edificio Barclays de la plaza de Colón de Madrid

La intervención, que renovará completamente la fachada, estará terminada en un año

Recreación del futuro edificio Axis, en la plaza de Colón, diseñado por Norman Foster.  

Norman Foster, probablemente el arquitecto más conocido del mundo, tiene una estrecha relación con Madrid que se evidencia, por ejemplo, en la torre Cepsa (uno de los cuatro rascacielos de Castellana Norte, obra suya), la sede de su fundación (que está en el barrio de Chamberí) y la próxima ampliación del Museo de Prado, que llevará también su firma. Y a todo ello se suma ahora un nuevo proyecto de renovación integral, presentado hoy, del edificio de Barclays, en el número 1 de la plaza de Colón de Madrid.

Las obras, que comenzarán en las próximas semanas y está previsto que terminen dentro de un año, transformarán completamente el exterior del inmueble a base de acero inoxidable y vidrio. El resultado, bautizado como Axis, busca convertirse en un edificio “transparente” conectado “con la ciudad”, ha explicado Foster.

A veces, ha añadido el arquitecto durante la presentación celebrada en el Ayuntamiento de Madrid, es necesario insistir en lo obvio. Y lo obvio, en el caso de este pequeño edificio construido en 1971, que casi parece el hermano menor de todos los que tiene alrededor, es su magnífica ubicación en el corazón de Madrid, en una esquina de la calle de Génova y del paseo de Recoletos, justo antes de convertirse en la Castellana. O lo que es lo mismo, enclavado justo en el vértice de los barrios de Centro, Chamberí y Salamanca. De ahí el nombre elegido para el proyecto, Axis, eje en inglés.
Así, el rediseño que le ha encargado CBRE Global Investors —empresa dueña del edificio desde que en enero de 2017 se lo compró a Barclays— tendrá como resultado más evidente la sustitución de una fachada que hoy parece una especie de coraza de hormigón por otra transparente, con una malla exterior. La nueva estructura, de “un sistema robusto de acero inoxidable y vidrio”, emplea “las últimas tecnologías” para “proporcionar control solar como respuesta al clima”, aseguran los promotores en una nota.



La reforma, que también contempla la apertura de un atrio interior y una gran terraza dividida en dos alturas, tendrá un coste de unos 10 millones de euros, según ha explicado Antonio Simón, representante de CBRE Global Investors. Los trabajos de preparación ya han empezado y las obras de reforma comenzarán enseguida, ha añadido, con el objetivo de tener listo el año que viene por estas fechas el nuevo edificio, de 3.930 metros cuadrados y que estará dedicado a uso comercial en las plantas baja y primera, y de oficinas en las dos superiores.

El coordinador general de la Alcaldía, Luis Cueto, ha agradecido la inminente llegada de una obra que está convencido de que será un nuevo hito para la ciudad: “Los iconos de la arquitectura moderna crean valor. Madrid va a valer más a partir de que Norman termine su trabajo”. Y ha recordado, además, que la otra gran obra que Foster and Partners tiene en marcha en la capital —la ampliación del Museo del Prado— está justo al otro lado del eje Prado-Recoletos, que es candidato a ser reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

Foster, por su parte, ha hecho un paralelismo entre el diseño que ha confeccionado en la plaza de Colón y el del Museo del Prado, muy diferentes por su envergadura y también por las propuestas, pero que sin embargo se tocan en el sentido de que ambos “mejoran la conectividad y rompen las barreras entre el mundo de lo privado y lo público”.

 

Simetría y triángulos

Y en este caso lo conseguirá, o tratará de hacerlo, uniendo el interior de edificio Barclays con el exterior de la plaza mediante la fachada transparente. Esta se ha concebido con una estructura en diagrid; es decir, con un patrón simétrico de vigas que se entrecruzan y dejan a la vista formas triangulares que el afamado arquitecto británico de 83 años, premio Pritzker en 1999 y premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2009, ha utilizado en otras de sus obras más conocidas. Por ejemplo, en la torrre Hearst de Nueva York..
Así, bajo esa misma idea de conexión, se plantea la transformación más importante del interior: la apertura de un atrio central que permitirá ver todas las plantas desde la inferior, conectándolas visualmente y proporcionando además luz natural indirecta a las oficinas y las áreas comerciales.
La aspiración de Foster, según ha explicado él mismo, es que su nuevo edificio “mejore la calidad de vida en lo que se refiere a los espacios públicos, y que pueda crear un mejor ambiente de trabajo” y llame la atención del peatón. Los promotores calculan que por la plaza de Colón pasan cada día unas 375.00 personas.

 

Nuevas caras en la plaza

La plaza de Colón de Madrid va a experimentar un profundo cambio de imagen en los próximos meses, al menos su parte más cercana a la calle de Génova. Al nuevo edificio de Norman Foster en el número 1 se le sumará pronto, en el número 2, la rehabilitación prevista de las icónicas Torres de Colón, de Antonio Lamela, conocidas popularmente por esa especie de enchufe art déco que las corona desde los años noventa. El dueño de las torres, Mutua Madrileña, aún no ha desvelado los detalles de la reforma, pero sí que el inicio de las obras está previsto para este mismo año.

 

Foster alza un cubo con nervios de acero a la sombra de Colón

 

Norman Foster, durante la presentación del proyecto./Chema Moya (Efe)

 

El edificio translucido se concluirá antes que su ampliación del Prado y será un potente icono en el corazón de Madrid. Paradigma de su arquitectura «sostenible y eficiente», costará más de diez millones de euros

Antes que el Prado de Foster, Madrid tendrá el cubo de Foster. El genial arquitecto británico remodelará el edificio Barclays, en la Plaza de Colón, en pleno corazón de Madrid, la ciudad en la que Sir Norman Foster (Mánchester, 1935) ha fijado su residencia junto a Elena Ochoa. Sobre la estructura del viejo edificio construido en 1971 se alzará Axis, un icónico cubo de vidrio translucido con nervios de acero y cuatro alturas. Supondrá una inversión superior a los diez millones de euros, según los responsables del fondo CBRE Global Investors, que lo adquirió en enero de 2017 -habría pagado entre 50 y 70 millones de euros- y lo dotará de un uso mixto, con oficinas y tiendas. Las obras, que ya se han iniciado, deberían estar concluidas en junio el 2019.

Foster ha diseñado un cubo transparente con fachada de rombos de vidrio y nervadura de acero, una estructura característica en la obra del arquitecto que recuerda a su tecnológica 'Torre pepinillo' en Londres. Con 3.930 metros cuadrados de superficie, duplicará su altura actual para crear «un edificio sostenible, eficiente e innovador», según sus promotores. El proyecto «ecológico» potencia el uso de la luz solar, reduciendo notablemente el consumo energético al aprovechar las 2.769 horas de sol que recibe al año.

La planta baja y el primer piso conformarán una zona comercial, con entrada por el Paseo de la Castellana y plena visibilidad desde la Plaza de Colón. Las oficinas ocuparán las plantas segunda y tercera, y sobre la cubierta se habilitará una terraza acristalada y ajardinada en dos alturas con vistas a la explanada de Colón y la Biblioteca Nacional. Todo el edificio se ordena en torno a un atrio central que aportará luz natural a las oficinas.

Ganador del premio Príncipe de Asturias de las Artes 2009, Foster augura que su edificio será «muy llamativo» y asegura que «mejorará la calidad de vida tanto en lo que se refiere a los espacios públicos como a los privados, cerrando una conexión increíble de transparencia para un mejor ambiente de trabajo y una experiencia comercial mucho más grata que dará una nueva dimensión al edificio».

El arquitecto vinculó esta reforma a la ampliación del Museo del Prado, también a cargo del estudio Foster + Partners. «Ambos proyectos representan a la ciudad y rompen las barreras entre el mundo de lo privado y el de lo público y apuestan por la conectividad», insistió Foster, que presentó el proyecto en Ayuntamiento de Madrid junto Luis Cueto, coordinador general de la alcaldía.
También Cueto conectó las reformas del Prado y Colón como un activo para lograr el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad del eje Prado-Recoletos, cuya candidatura ha presentado. «Los iconos de la arquitectura moderna crean valor, y Madrid va a valer más a partir de que Norman termine su trabajo», sugirió Cueto.

 

Sexto proyecto

Axis será el sexto proyecto de Foster en la capital de España. El segundo en el eje Prado-Recoletos-Castellana, donde tiene pendiente la ampliación del Prado en el antiguo Salón de Reinos. Un proyecto semiparalizado a la espera de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado que permita abordar la licitaciones e iniciar las obras. La codirectora y socia de la oficina de Fosters + Partners en Madrid, Taba Rasti, dijo que las obras empezarán en 2019, si continúa la tramitación de los presupuestos de 2018. «Es un proyecto muy ilusionante para Norman que se implicó personalmente en el concurso» dijo Rasti de la ampliación que Foster firmó junto al arquitecto Carlos Rubio.
Por su envergadura, el proyecto más notable de Foster en Madrid es la Torre Cepsa, al norte de la capital, en la zona financiera de las Cuatro Torres. Más al sur, en lo más noble del barrio de Chamberí, tiene su propia fundación, situada en un palacete centenario que el arquitecto rediseñó y amplió. También concibió una de las plantas del Hotel Silken Puerta América en el que se invitó a participar a grandes arquitectos y diseñadores de todo el mundo, y el espacio de Ivory Art+Books que comanda su esposa, la editora y galerista Elena Ochoa.

En Barcelona, donde alzó la Torre de Collserola para la olimpiada el 92, afrontará la remodelación del Camp Nou. En España diseñó antes las bodegas Portia en Gumiel, el Metro de Bilbao, o el Valencia Cogress Centre. Pero el sello de Foster está detrás de emblemas globales de la arquitectura contemporánea, como su rascacielos para Swiss Re en el corazón de la City londinense, bautizado popularmente como 'El pepinillo', los aeropuertos de Londres-Stansted y el de Hong Kong, la remodelación del estadio de Wembley, la Torre HSBC en Londres y la de Hong Kong, la del Commerzbank en Fráncfort, la cúpula del Reichstag en Berlín, el ayuntamiento de Buenos Aires o la sede del Deutsche Bank en Australia. Su estilo brilla además en la tiendas insignia de Apple en Londres, Dubai, San Francisco, California, Michigan o Singapur.

 

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